Polémica de Cruzada contra el hambre llega a Hidalgo

La crisis política que ha generado a nivel nacional el programa Cruzada Nacional contra el Hambre que implementó el gobierno federal, también ha generado ruido en Hidalgo una vez que Jesús Zambrano declaró que no confía en la delegada de la SEDESOl en tierras hidalguenses.

En su visita a Pachuca, Zambrano aseguró que pidió la remoción de la delegada en Hidalgo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) Patricia González Valencia, “debido a su perfil priista ya que podría favorecer a candidatos a diputados locales del PRI”.

Todo este problema político se originó con la publicación de declaraciones hechas por delegados de la Sedesol en Veracrúz y de ahí para acá el tema del hambre es más político que otra cosa.

En Hidalgo hay al menos 700 mil personas en pobreza alimentaria, existen poblados alejados de las zonas urbanas que se podrían considerar como municipios en pobreza extrema y las inclemencias climáticas de los últimos años (sequías, fríos extremos y altas temperaturas en diversas zonas del estado) han generado que la crisis alimentaria se acentúe.

Es verdad que la ayuda a los pobres no debe de ser un tema político. También es verdad que las despensas y apoyos oficiales por muchos años han sido destinados a las comunidades como un intercambio político electoral –despensas a cambio de votos-, y que la vida de las personas en pobreza extrema no ha cambiado desde hace décadas.

Pero más allá de las posturas que asumen los diversos actores políticos con respecto a la Cruzada Nacional, el hambre no se va a eliminar mientras no existan programas locales o regionales que impulsen un desarrollo integral de las zonas marginadas.

Para partidos como el PRD, esta sería una buena oportunidad para ayudar a impulsar, apoyar y desarrollar este tipo de programas que garanticen a los pobladores un ingreso justo a cambio de actividades productivas y sustentables.

Ni el PRI ni los delegados de la Sedesol o del gobierno federal, deben utilizar el hambre de las personas con fines electorales. Pero los partidos de oposición –que además no tienen seguidores ni una buena estructura social en estados como Hidalgo- podrían preocuparse por acercarse a la sociedad,  trabajar de forma conjunta e impulsar proyectos de desarrollo local.

Esto no solamente les garantizaría tener más seguidores o miembros activos, sino que además, de veras demostrarían que ellos no utilizan el hambre solo como un tema político electoral.

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