Entre el discurso del fraude y el de los presidentes imperiales

Por Sergio Vázquez Licona*

Si mal no recuerdo, una vez que el Presidente de la República perdió todos los controles sobre los procesos electorales, se canceló toda posibilidad de ganar una elección por medio de un fraude electoral, como los que se practicaban en diferentes tiempos y especialidades a lo largo y ancho de la República Mexicana: Ratón Loco, carrusel, urnas embarazadas, brigadas de turistas, taqueo, quema y robo de urnas y un gran etc.

Sin embargo, tengo la impresión de que el discurso del fraude a permeado a tal grado en la opinión pública, que todo mundo, por decirlo de alguna manera, basado en un conjunto de cuentos engañabobos, asegura que habrá fraude electoral en las próximas elecciones presidenciales a celebrarse el primero de julio. No abundaré en los argumentos técnicos, para ello, mejor recomiendo que le echen un vistazo a Leo Zuckerman, quien a su vez recomienda un esplendido ensayo de José Woldenberg sobre la materia. (Excélsior: 18-06-12).

Algunos líderes de opinión y una buena parte de la opinión pública que no comparte la hipótesis del fraude, han señalado insistentemente que el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, quien a estas alturas del partido sabe que va a perder ha empezado a construir el discurso del fraude, para justificar su derrota en las urnas y a la vez, contar con un mecanismo para legitimar la toma de las calles, bloqueos a instituciones, carreteras aeropuertos y un gran etc.

No menosprecio los diagnósticos en este sentido, pero tal vez sea necesario pensar en otros escenarios diferentes. A casi dos semanas de la jornada electoral, las encuestas màs prestigiadas dan cuenta de una diferencia que oscila entre los 15 y 20 puntos entre el primer lugar y los candidatos que se disputan el segundo y tercer lugar.

No obstante lo anterior, otras mediciones de las que se desconoce sus promotores y su marco metodológico, señalan que los tres principales candidatos tienen posibilidades reales de ganar porque las diferencia señaladas en el párrafo anterior, oscilan entre 9 y 6 puntos porcentuales, y como dicen en el  futbol, esto no se acaba, hasta que se acaba. Todo puede pasar.

Si los tres principales candidatos tienen posibilidades de ganar, entonces, el discursos del fraude, puede estar orientado a otros fines, no solamente a protestar por el presunto fraude en la elección presidencial, y es aquí donde se conecta el discurso del fraude con el discurso del aspirante a presidente todopoderoso, o la nostalgia por la presidencia imperial como señala Edna Jaime (Excélsior: 18-06-12).

Si bien, en términos generales, la lógica del discurso de los candidatos es de prometer que harán todo lo imaginable, como si no existiera el Congreso, el Poder Judicial y los gobiernos subnacionales; todos prometen como si tuvieran la llave mágica con la que todo se puede, en términos particulares, hay algunos matices. Veamos a cada uno de los aspirantes:

- EPN. Sabe que con las reglas actuales de juego, no podrá gobernar eficazmente (gobierno eficaz como él llama a los gobiernos unificados), por ello propone la reducción la representación plurinominal en el Congreso, a fin de que la mayoría quede asegurada en el partido que esté mejor posicionado territorialmente, y de paso iniciar la poda de la pluralidad política.

- JVM: me parece que está consciente de que no podrá gobernar sin mayoría en el Congreso, no obstante, sin una propuesta medianamente acabada, invoca a los gobiernos de coalición como fórmula para superar la era de los gobiernos divididos, pero no advierte que nuestro sistema político carece de incentivos para que los partidos se coaliguen.

- GCT: Recuerdo que al final del segundo debate, subrayó que el sería el presidente de las “reformas estructurales”, pero él siempre tan propositivo, no dijo cómo. No dijo como construiría en el Congreso, la mayoría que se requiere para hacerlas posibles, ha de pensar que el poder de su madrina es suficiente para construirla, o bien, si el ilustrado profesor si piensa que 10 de 500 son mayoría, habrá que enseñarle matemáticas, solo se advierte ignorancia extrema en cuestión de de instituciones políticas.

- AMLO: no tiene propuesta concreta como EPN y JVM, no ha hablado de reformas estructurales porque son la antítesis de sus partidos y de él mismo, pero aquí es donde cobra sentido el discurso del fraude. Imaginemos que AMLO resulta electo presidente de la República el primero de julio ¿le será de utilidad el discurso del fraude?

Por supuesto que sí, servirá para planear del 2 de julio al 30 de noviembre un golpe de Estado. Imaginémoslo en su toma de posesión el primero de diciembre: palabras más o palabras menos, dirá que en 2006 le robaron la presidencia y que ahora en 2012 como no pudieron hacerlo, le robaron el Congreso y calificará a los diputados de la oposición de espurios, de ilegítimos y de falsos representantes que llegaron a su curul por prácticas electorales fraudulentas.

Al desprestigio que carga el Congreso, se sumará el desconocimiento del Presidente: están conmigo o están en mi contra. De ahí para adelante el camino de los legisladores estará claro: agachar la cabeza y levantar la mano; si se resisten vendrá el golpe de timón para producir un Congreso a modo; le seguirá El poder Judicial, los gobiernos de los estados y los municipios. La división de poderes horizontal y vertical, formarán parte del complot institucional para el “peje máximo”.

*Sergio Vázquez Licona es analista política y autor del libro Ingeniería Básica para el Cambio de Régimen Político

sergio.vazquezlicona@hotmail.com

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