El caso de Alonso Ancira, su pasado turbio y los beneficios para AMLO

En México parece que la corrupción es endémica y que además, ha sido una socia perfecta para el sistema político y empresarial, que uniendo sus poderes y sus recursos, han logrado consolidar a una clase dominante prácticamente intocable.

El mejor ejemplo de esto es Alonso Ancira Elizondo, conocido como “el rey del acero” y dueño de la siderúrgica Altos Hornos de México (AHMSA). Un personaje oscuro que se benefició del salinismo para construir su imperio, pero que también ha sido uno de los más favorecidos por las leyes mexicanas, perdonándole una deuda multimillonaria en detrimento de sus acreedores.

En 1999, AHMSA se declaró en quiebra con una deuda superior a los 2.300 millones de dólares, en ese momento Ancira era el más buscado por bancos, proveedores, inversionistas y ante tanta presión, tuvo una idea genial: escapar de México para establecerse en Israel.

Esta deuda, fue en su momento la más grande de toda América Latina, pero para Alonso Ancira el futuro era prometedor. En Israel invirtió en minas de cobre e incluso recibió en 2017 el Premio Jerusalén, “por su contribución al pueblo” israelita.

Regresó a México al final del sexenio de Fox, con su deuda reestructurada y con un compromiso de pago ínfimo a lo que fue su problema real, gracias a los resquicios de la ley y finalmente limpió su nombre para volver a ser el “rey del acero” y uno de los empresarios más ricos, “respetados” y prominentes de México.

Hasta que en 2014 hizo nuevamente de las suyas y vendió a Pemex en 275 millones de dólares, una empresa chatarra que no valía más de 50 millones, según la Auditoría Superior, por lo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, reveló que esta transacción obligó a la petrolera nacional a denunciar a Ancira y ahora está detenido en España con fines de extradición.

El hecho es que más allá de esta supuesta acción fraudulenta, la figura de Alonso Ancira –que tal vez la gran mayoría de las personas no conoce- es el mejor ejemplar para que el gobierno de AMLO, consolide su lucha contra la corrupción de manera real y mande el mensaje de que la 4T está en marcha, junto con su estrategia de limpia.

El dueño de Altos Hornos de México es cercano a los Salinas y directamente beneficiado por sus acciones de privatización. Es además, un personaje que opera desde lo oscuro para presionar al sistema político y doblegar a la ley cuando lo tiene que hacer, dañando a quien tenga que dañar y con la firme misión de ganar siempre a costa de lo que sea.

Y tanto es así, que ningún gremio empresarial, cámara industrial o algún grupo del sector siderúrgico ha salido en defensa de Alonso Ancira, muchos dicen – de manera exagerada para mi gusto- que es por miedo a una represión del gobierno; pero parece ser más bien que prefieren estar lejos al menos por el momento, de un personaje tan oscuro.

Esto le da a AMLO un punto a su favor, ya que no es solo la lucha eterna que le han achacado en contra el sector empresarial, sino que es un mensaje claro para que entiendan que lo que pretende erradicar es la corrupción y romper las redes de favores ilegales, al menos en las instituciones federales.

Otra medida inteligente, es que al final van por Alonso Ancira y no por AHMSA, que de cierta manera sale afectada con la detención de su dueño, pero que al liberar las cuentas institucionales de la siderúrgica –según lo explicó el propio AMLO- protegen sus actividades y sobre todo, los más de 20 mil empleos que genera esta empresa de manera directa.

Habrá que esperar como avanza el caso, valorar las pruebas que presente la Fiscalía General de la República (FGR) y que lo puedan extraditar, así como los vínculos de Ancira con Emilio Lozoya y la posible red financiera en paraísos fiscales que crearon para beneficiarse de manera directa ambos personajes.

Ojala esto no se quede solo en un golpe mediático de cada inicio de sexenio y se convierta en un precedente para que estas redes de poder, impunidad y corrupción a las que nos tenían acostumbrados, se debiliten poco a poco hasta lograr un sistema lo más apegado a la legalidad. Parece un sueño imposible, pero se vale soñar…